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No es lo que es, es lo que dice

Escenario 1: te bañas, lavas la cabeza, maquillaje, ropa planchada y nítida, y todo lo demás que envuelve alistarse. Sales de tu casa, manejas 30 minutos, y llegas a esa reunión en persona.

Escenario 2: Prendes la PC, te pones una camisa (pero en shorts y chancletas), y tienes la misma reunión.

Depende de para lo que sea la reunión, es posible que ambos escenarios terminen en el mismo resultado. Pero hay algo a tomar en cuenta: la señal que quieras mandar.

En el escenario 1 (en tiempos fuera de pandemia) estás demostrando la importancia de esa reunión, el tiempo que ese cliente se merece, todo lo que estás dispuesto a hacer por tu jefe para reunirte con él o ella.

Cuando te compras una cartera Louis Vuitton, en términos prácticos, no hay nada que una de US$3,000 te dé, que una de $500 no pueda. Excepto algo en lo que no siempre pensamos, pero es la razón de usar esa LV: la señal que mandas sobre tu poder económico al usar una de ese precio (y también cómo te hace sentir, pero por lo mismo).

Esto se da en todo: el origen del atractivo de un gran patio verde es desde cuando los reyes podían darse ese lujo en un castillo, en vez de tener que usar el terreno para sembrar o tener animales. También piensa en el edificio de lujo que el lobby está vacío, solo con un escritorio y una persona de seguridad. A corto plazo, es más productivo que ese espacio sea un apartamento u oficina más, pero es más importante enviar la señal de que «podemos darnos este lujo».

Y ojo: no está mal enviar esa señal. Pero es importante tener claro qué señal quieren enviar, para poder priorizar sin dejarnos llevar de las emociones.